martes, 7 de enero de 2014

Crítica a la Crítica (B.Ll.)

Según la RAE una crítica es el examen y juicio acerca de alguien o algo y, en particular,
el que se expresa públicamente sobre un espectáculo, un libro, una obra artística, etc. Un
libro, una película, una opinión, una actitud, todo tiene una crítica que al fin y al cabo no
deja de ser otra opinión. No es ni verdad ni mentira, es simplemente otra forma de verlo.
Hecho que ignora la mayoría y por lo que nos fiamos de ellas a la hora de ir al cine o leer
un libro. La variedad es tan amplia como críticos haya por lo que solemos elegir a uno
o varios y, en función de la opinión mayoritaria vemos o no la película, leemos o no el
libro. Sin embargo, si hemos visto la obra antes que leído la crítica y tenemos una opinión
diferente a la de nuestro amado crítico empezamos a desconfiar de él y las próximas
críticas las miraremos con lupa comparándolas con la mayoría. Y ¿entonces qué estamos
haciendo? Opinar, ser críticos y más importante cortar de raíz a todo aquel que no tiene
los mismos intereses que nosotros. Difícilmente encontrará a alguien que adore tanto
como usted cada libro y película que haya visto y no, señor, no será ni menos inteligente
ni más ignorante solo por el hecho de gustarle algo que a usted le parece catastrófico y
vergonzoso. Igual le parecerá persona de pocas luces si desprecia los grandes clásicos, y
se cierra a lo nuevo y no muy trabajado; pero al fin y al cabo esa es solo su opinión.
Sí que existe una opinión general mayoritaria que es la que solemos tratar de verdadera
e irrefutable. Nadie duda que Irena Sendler fue una gran mujer al salvar a miles de niños
judíos en el Holocausto y que merecía tanto el Nobel de la Paz como el reconocimiento
social. Pero aun así puede existir una minoría que piense que fue egoísta por no procurar
salvar también a adolescentes, adultos y mayores. En un país libre como es España
es igual de posible criticar a favor que en contra de la mayoría. Pero algo que no está
fomentado aquí es el respeto a la opinión. Somos tan libres de dar nuestra opinión como
de criticar la de otros, pero sin duda no lo hacemos educadamente y nos lo tomamos
como una ofensa si no es lo que nosotros pensamos. Y de ahí nace el miedo a criticar
a un compañero que está en la pizarra, puesto que no queremos "sufrir" lo mismo, y el
miedo al qué dirán, miedo que se intenta erradicar con el fomento de la personalidad pero
aun así está presente en todos los ciudadanos.
La idea que se ha fomentado sobre la crítica es la de dejar en lo más bajo al vecino, la
película, el libro o al político. Es una forma de convicción para los lectores u oyentes de
que no vayan a ver o leer tal obra o para que miren por encima del hombro, con desprecio
y desagrado a tal persona. En algunos casos podría hasta ser una especie de venganza
por envidia al éxito, que solo busca dar una mala fama al ganador para que baje al
mundo de los, digamos, normales. Sin embargo, la crítica también puede opinar sobre lo
bueno y lo malo y de esta forma ser constructiva, lo que sería una forma de solidaridad.
Y de la misma forma que la crítica destructiva pretende evitar que se vea algo, la crítica
constructiva pretende fomentar el desarrollo y la parte positiva de la obra o la persona.
Desgraciadamente, la crítica constructiva está poco fomentada y a la hora de leer críticas
sobre una película da la impresión de que el crítico busca una perfección difícilmente
alcanzable en un ámbito como, por ejemplo, el cine que no compete a solo una persona
sino a un amplio conjunto de trabajadores. No hay libro tan malo que no tenga algo
bueno.
La crítica es una cualidad más del ser humano y gracias a ella evolucionamos,
comprendemos nuestros errores y llegamos a una perfección artística y personal. Siempre
pensaremos sobre cómo se podría hacer algo mejor y lo mal o bien que nos parece una
actitud, un movimiento o un sistema. Sin ella dejaríamos de ser humanos. En mi opinión
se debería fomentar más la crítica constructiva y con ella la buena educación rompiendo
de una vez la censura disfrazada de discreción. Pero como decía al principio está es solo
mi visión crítica, mi juicio y análisis, mi convicción, mi opinión, tan legítima como la suya.
Es el deber del lector decidir si caerá como tantas otras en la oscuridad de la censura o
será fomentada y asimilada en busca de un mundo mejor.


B. Llorente

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