jueves, 28 de febrero de 2013

Cuento 4: Diario de un arquitecto (sin detalle)


Nunca pude mirarte con detalle. Aunque posabas ante mí, nunca percibí los detalles de tus caderas. Ni la forma de tus labios, siempre cerrados, o de tu cuello. Ni siquiera recuerdo si alguna vez tu boca se haya abierto para sonreír.

No me acuerdo de qué hacía entonces: edificios, fachadas, un puto polígono industrial, un monumento para reconocimiento de un prócer local. Una vez diseñé un aeropuerto que nunca se construyó, pero me compensó de las pérdidas de una urbanización también fracasada.

Pero siempre estabas allí en mis dibujos; en alguna esquina, en un detalle, aliviando mis esquemas fríos con tu dulzura. Siempre estabas conmigo, aunque estuvieses lejana.

Y ahora tengo algunas preguntas: ¿Por qué nunca sonreíste? ¿Por qué nunca te vi, ni te dibujé, sonriendo? ¿Por qué eres el único detalle frío de mi vida, y a la vez, uno de los más alegres?

Me gustaría que algún día me contestases, con todo detalle, sobre todas las cosas que me perdí, por ver tan mal tu espíritu.

JL Llorente

No hay comentarios:

Publicar un comentario