miércoles, 10 de abril de 2013

Cuentos multilingües 5: La vida te da sorpresas


Cuando Pedro paseaba por el barrio con su gabán y su sombrero ladeado, eran muchas las mujeres que le echaban un ojo, o los dos, porque era apuesto y elegante. Claro que eso era sólo cuando paseaba de día. Cuando paseaba por la noche, hombres y mujeres se escondían y le evitaban, porque por la noche era peligroso.

Pero como para todo hay excepciones, Clara no le evitaba por las noches, y se cruzaba con él todos los días a las diez, cuando salía de su trabajo. Y él la miraba, y ella le devolvía la mirada directamente a sus ojos.

Cogieron la costumbre de encontrarse, y con el tiempo de saludarse. Después, empezaron a cruzarse algunas palabras cuando se encontraban. Y, con el tiempo, sus encuentros a las diez de la noche derivaron en charlas que fueron cada vez más largas.

Clara no sentía miedo de Pedro, aunque otros vecinos del barrio le advirtieron que era un asesino peligroso. Pero las charlas eran cada vez más amenas e interesantes, y Clara y Pedro llegaban a estar media hora charlando en sus cruces, para horror de otros vecinos que les veían desde sus casas o mientras pasaban casi corriendo por la acera opuesta.

Un día la charla se extendió mucho más de lo normal y estuvieron hablando hasta casi las once. Pedro se ofreció a acompañar a Clara hasta su casa, ya que el barrio era peligroso a esas horas. Clara aceptó, pero cuando llegaron a su portal, Pedro, sacó la mano con su navaja de su gabán, mientras Clara sacaba su Smith & Weston de su bolso y disparaba.

Cuando Pedro cayó al suelo, Clara guardó la pistola en el bolso, entró en el portal, y tras cerrar la puerta, lloró. No por haberle matado, sino porque ya nunca podría charlar con él en sus encuentros a las diez de la noche.

(la banda sonora de este cuento está aquí http://www.youtube.com/watch?v=_QXJ3OXWaOY o aquí http://www.youtube.com/watch?v=hLIrS5dtTZI, según los gustos)

JL Llorente

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