No importa si el día tiene cumulonimbos borrascosos y
oscuros, o cirroestratos limpios, blancos, estirados y hermosos allá en lo más
alto del cielo. Pero las relaciones perdidas se elevan con rapidez y facilidad,
sea cual sea el tiempo. Algunas, más rápido, casi a la velocidad de escape de
la atmósfera; impulsivas y agresivas como un cohete. Otras, más despacio, como
un globo aerostático, lento, y elegante, pero también constante en su ascensión. Pero todas suben, se elevan y se pierden en
las nubes. Y, en algún momento, dejamos de verlas.
Las vemos alejarse y sentimos su ausencia. Y, a veces, aún nos
recuerdan, y nos mandan un saludo en forma de lluvia. Es su manera de
despedirse, y que genera, a su vez, en nosotros, lágrimas, que es otra forma de
agua, pero también esa sensación de desamparo que sufrimos todos cuando nos
llueve y no tenemos abrigo.
Nos llama mucho la atención su capacidad de huir. Su
habilidad para izar las anclas que supusimos que las mantenían a nuestro lado,
o para zafarse de los nudos que les atoaban a nuestras vidas.
Esas relaciones perdidas y tan habilidosas en escurrirse de
golpe y ascender fuera de nuestro alcance, son, casi siempre, las que más sentimos
y las que más sufrimos. Y las que más hieren cuando las vemos alejarse.
Y, ¿qué podemos hacer cuando ya las has hemos perdido de
vista entre las nubes? Pocas cosas: recordarlas, olvidarlas, o comprar un telescopio
por si alguna vez vuelven a la tierra y podemos ver donde van a aterrizar.
E intentar restaurar esas relaciones sólo si el aterrizaje tiene
éxito. Pero eso casi nunca pasa.
JL Llorente
Quizá la materia de olvidar la frustración de una lluvia torrencial dentro del corazón y levar un paraguas emocional para que la herida no resulte excesivamente lacerante.
ResponderEliminarPuede que sea interesante ascender con un globo y controlar la superficie desde la lejanía sin llegar a aterrizar, ya que esto en su medida resultaría catastrófico al no poder volver a elevarse.
Lo siguiente puede llegar a ser una unión de algo perdido que resulta engañoso a la par que doloroso ya que nadie puede responder a la naturaleza de otras personas y sí a la de nosotros mismos, no creo que nadie se puede poner en nuestra piel y empatizar mejor con nosotros que nosotros mismos.
Puede que nadie llegase a escribir tan correctamente sobre la naturaleza del amor como alguien que lo perdió y nadie lo escribió como quien tanto pudo sufrir.
Una consecuencia emocional de tal acto es la huida y el deslizarse como el líquido entre las manos, y como ese líquido se debe desaparecer sin girar la vista hacia atrás, siendo esto un gran descanso.
Al final todo lo contrario a ello es como si nos golpeara una fuerza infinita y corrosiva, el dolor es latente, el cual se mete entre los huesos y no se puede controlar ya que se extiende en el interior como un río de lava quemando y sin poder aislarlo en un lugar concreto de nuestro ser.
Este sentido tiene un dolor que no es físico.
victor