jueves, 21 de marzo de 2013

Cuento 22: Empatía cruel


La empatía suele definirse como la capacidad de percibir lo que otra persona puede estar sintiendo en un momento dado. Y normalmente se asocia a un sentido positivo. Te pones en el lugar del otro, sientes lo que él siente, y reaccionas como él haría, o al menos, comprendes los motivos para sus acciones y decisiones.

Pero una persona fuertemente empática también puede usar ese sentido para hacer daño. Porque, después de sentir y entender los sentimientos de quién está a su lado, sabe perfectamente como manipularlos y utilizarlos.

Los grandes empáticos han sido las mejores y las peores personas de la historia: santos o dictadores; asesinos o héroes. No pongo ejemplos porque todos los conocéis. Pero nunca han pertenecido al término medio. Siempre han estado en uno de los extremos del comportamiento humano.

Ayer me molestó mucho un comentario de un buen amigo, del que se arrepintió inmediatamente. Intentó disculparse, pero yo ya no estaba dispuesto a perdonarle. Percibí claramente como se sentía. Y también entendí que era lo que más le iba a doler. Y actué en consecuencia y le machaqué sin misericordia.

La empatía no es sólo un sentido, es también un poder, y puede ejercerse.

Pero mi amigo también era empático y se dio cuenta de que yo no estaba disfrutando con el castigo que le estaba aplicando. Por eso siguió sonriéndome mientras lloraba.


JL Llorente

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