sábado, 23 de marzo de 2013

Cuento 25: ¿Por qué?

¿Por qué os empeñáis en hacer mi vida más desagrable? ¿Por qué me recordais cada día mis miserias y mis debilidades? ¿Porqué me perseguís con saña y, casi diría en algún caso, odio? ¿Por qué os vengáis de mis errores? ¿Por qué me decís todos los días las faltas que cometo y nunca habláis de lo que he hecho bien a lo largo de mi vida?

Quizás porque lo que he hecho bien no ha sido tanto. Quizás yo lo valoro mucho más que vosotros. Quizás yo estoy ciego y sólo me miro a mi mismo, y seguramente vosotros sois más clarividentes.

Quizás llevo engañándome desde el principio y nunca entendí nada. Quizás toda mi vida es un error. Siempre he sentido ese miedo y, a la vez esa sensación. Y esa sensación, ligada a mi comportamiento, me la reprobáis de tanto en cuanto. Y siempre es muy dura de aceptar.

De alguún modo os la agradezco. No porque ahora pueda mejorar, cambiar, reciclarme, revivir. No. Ya es demasiado tarde.

Pero la crítica siempre debe ser aceptada, anuque sea, y más en este caso, inutil, porque ya no tiene solución. Por ser quién sois, es aún más dolorosa.

Os la agradezco a las dos. Pero vuelvo al principio ¿por qué?

JL LLorente

1 comentario:

  1. (He visto esta entrada y también quiero responder... Con permiso maestro...)

    Si la vida fuese un laberinto, al principio siempre preguntamos ¿por dónde?

    Entonces llega un momento en el que nos sentimos así:
    -mis decisiones me han llevado donde estoy
    -no estoy donde yo quería estar
    -no tengo tiempo para rectificar

    Y entonces nos empezamos a preguntar ¿por qué?

    Y todo lo que hiciste para recorrer el laberinto pasa por tu mente, corroyendo tus neuronas y tus dientes chirriantes.

    Ahí, en ese lugar del laberinto, necesitas un tiempo. Se hace largo. Duro. Estas ya sin moverte. Con frustración, claustrofobia, impotencia, rabia, miedo.

    Pero de repente, después de sufrir ese periodo de sufrimiento, algo ocurre y subes a otra dimensión. Y te das cuenta que la mierda de laberinto que te atormentaba es eso, una mierda.

    Y con el poder de tu mente y un pequeño soplido de tu imaginación rompes todas las paredes del laberinto.

    Y ves la luz de nuevo porque aceptas que lo que te queda es el presente. Te conformas con disfrutar un minuto de la compañía de tus amores. Ves claro que los super-planes que tenías para tu futuro son esa mierda de juego de laberintos al que ya has decidido no volver a jugar más.

    Y entonces, te levantas por la mañana y tus hijos te dicen, 'buenos días papi', como todos los días. Y tu, simplemente por oirlos y ver esas personas maravillosas que has criado, lloras de alegría. Y disimulas las lágrimas para que no piensen que estás loco. Y tu mujer te dice, 'buenos días cariño'. Y otra vez te emocionas sólo por oir su dulce voz.

    Ya no necesitas preguntar ni ¿por dónde? ni ¿por qué?

    Ya no haces preguntas, ahora eres tú el que responde a las suyas.

    ResponderEliminar