martes, 21 de mayo de 2013

Exultante de gozo

Así me sentía tras aquella maravillosa tarde. Y si pensaba en cómo había ido la mañana, ya no sólo estaba exultante, si no exultantérrimo, si es que puede existir esa palabra, aunque creo que no.

Pero la rosa roja pronto se marchitó, la manzana cayó del pomar y se la comió un cerdo, y el gozo, como no podía ser de otra manera, acabó en un pozo, ... séptico.

Me angustian los pozos sépticos. Y por varios motivos. El primero porque son una muestra del bajo nivel de civilización en la que vivimos. Ya los romanos sabían de la necesidad de canalizar los residuos. Luego, nuestros tataratatara...abuelos inventaron el término alcantarilla que no significa más que el puente para tirar la mierda a un sitio más lejano, más que nada por no soportar el olor.

Por ello odio los pozos sépticos. Ya sabéis que séptico (bueno, igual no lo sabéis) viene de una raíz latina que significa separación, como Septiembre separa el verano del otoño, o un sepelio separa el muerto de sus familiares. Y un pozo séptico trata de separar nuestra mierda de nuestra vida habitual.

Pero también me angustian los pozos sépticos por su negrura. No hay cosa más fea y desagradable. No hay nada más amenazante. Un pozo asqueroso y mal oliente. Y si te caes dentro, te mueres, ... eso sí, rápidamente, ... pero también de asco, antes de asfixiarte.

Y así, mi maravillosa tarde se convirtió en pesadilla cuando la rosa se marchitó de pronto y cuando la manzana cayó y mi gozo también. Creo que todos terminaron en el mismo pozo. Bueno no, la manzana acabó en la barriga del cerdo, pero casi es lo mismo.

Nunca hubiese creído que mi gozo pudiese acabar en un sitio tan desagradable e inmerecido. Era un destino cruel para ese gozo sublime; y también para la rosa y la manzana, por supuesto, pero esas me importaban menos.

Cuando acepté la situación estaba exultante de pena, aunque esta expresión sea un oximorón. Y sólo pude refugiarme en el lejano recuerdo de mi gozo perdido, ... que olvidaré en seguida, en cuanto me muera. Esa es la parte buena. Porque a veces es difícil soportar esta mierda de vida.

JL Llorente




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