Eva, desde el principio, y nunca mejor dicho, siempre me
pareció algo ñoña, hasta que un día le dio por coger una manzana y la lió
parda. Pero tampoco eso se le ocurrió a ella sola, porque tuvo que ser una serpiente
la que la indujese a hacer algo más que correr (con o sin pronominal) por el
jardín del Paraíso.
Y no creo en absoluto las maledicencias que han perseguido a
Lillith durante miles de años. Y que la hemos convertido, con el tiempo y entre
todos, en el mayor demonio femenino, mientras que Eva representa de algún modo
la pureza, aunque fuese más tonta.
De todos modos, tengo que reconocer que la vida conyugal de
Adán con Lillith tuvo que ser más complicada que con su segunda esposa, aunque seguramente
fuese más interesante. Y Adán, que en su primer matrimonio hizo el capullo, lo
repitió en el segundo con la manzana. Y me permitiréis que no describa los
detalles del primer error, que no son aptos para menores, porque los podéis
leer mejor en un Antiguo Testamento que no sea católico (y en caso de apuro
recurrid a la Wiki).
Yo creo que Adán era tan tonto como que podría haber abierto
una Academia de la Estupidez, como una inversión (en el sentido geométrico) de la de Academia de Atenas, y que tendría un gran éxito hoy en día, pero por entonces no había población suficiente para que fuese rentable.
Y así, el pobre Adán, tan pobre de espíritu como yo, se quedó
con cara de tonto cuando Lillith le dejó tirado. Y la cara de tonto no se le
quitó nunca. Sólo hace falta ver, en el fresco de Masaccio de Santa Maria del Carmine como la esconde por
vergüenza, mientras no esconde otras vergüenzas peores. Y me refiero al fresco una vez restaurado.
Y el problema de la estupidez de Adán es que estropeó no sólo
una gran experiencia personal, si no todo el futuro de la humanidad. Aparte de
que seguramente su vida hubiese sido más feliz, también que probablemente sus hijos
con Lillith no se hubiesen matado entre ellos, y nuestro mundo actual sería algo
mejor.
Pero no soy yo nadie para juzgarle.
Porque de vez en cuando, y digo de vez en cuando, también cometo errores tremendos.
Porque de vez en cuando, y digo de vez en cuando, también cometo errores tremendos.
JL Llorente
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