Fue muy difícil soportar tu sueño de anoche. El accidente de
tráfico, aparte de destrozarme el coche, enviarme al hospital y que tenga que
llevar un collarín en el cuello durante un mes, ya ha sido la guinda del pastel.
Aún entiendo que no hayas podido evitar otros sueños que has
tenido anteriormente, como cuando me puse enfermo de hepatitis, cuando me despidieron
de mi empresa; y hasta tu sueño del año pasado en el que me rompí la pierna
escalando. Y aunque me rescataron rápido y sólo estuve tres meses de baja, justo a continuación vino el despido. Pero ya sé que fue porque tú ya lo habías soñado antes,
no por la pierna ni por los tres meses de baja.
Entiendo que no lo haces con mala intención, y que no puedes
evitarlo. Pero te agradecería que fueses a una clínica especializada. Te
recomiendo el IIS o la Ruber, aquí en Madrid, aunque en la Universidad de
Navarra tienen también una unidad muy buena. Así podrías dormir más profundamente y descansar
mejor. Y yo ya no sentiría el odio que elaboran tus sueños y que yo tengo que
sufrir.
O quizás, la otra opción es que sueñes mi muerte de una vez por todas.
Pero entonces te pediría que me soñases una muerte limpia, rápida, fugaz, y sobre todo, no dolorosa, ¡por favor!, que ya estoy bastante machacado.
Y si pudiese escoger, que ya sé que no puedo, te propondría que escogieses para mí un sueño con una muerte
dulce. A ser posible entre tus brazos. Pero estoy seguro de que esa no va a ser precisamente
tu elección.
JL Llorente
No hay comentarios:
Publicar un comentario